Un desarrollo motriz adecuado permite a los seres humanos adquirir una enorme cantidad de habilidades necesarias para el buen desempeño de los niños en todas sus actividades. La motricidad debe interactuar adecuadamente con el resto de áreas o materias del currículum.
En el Liceo Francés se establecen actividades motrices aplicadas en un ambiente de afecto y confianza, para potenciar la autoestima e integración social de todos los niños desde las diferentes áreas del conocimiento, buscando que el niño construya gradualmente su identidad (mediante la interacción continua con el medio) y madurez emocional, establezca relaciones afectivas con los demás y consiga autonomía personal, habilidades imprescindibles para llevar a cabo, mediante la acción, los métodos de trabajo propuestos en los ciclos de maternelle y, por tanto, para el aprendizaje de los contenidos de cada área, pues la interacción del niño, como ser activo, es predominante en todas y en cada una de ellas.
A través de la motricidad el niño se desarrolla de manera integral y descubre sus propias capacidades, tanto motoras como personales y sociales. El movimiento se constituye en una necesidad o motivación primaria en niños con un desarrollo y crecimiento adecuados.
Para llevar a cabo la práctica psicomotriz, el Liceo Francés cuenta con aulas especializadas, a través de las cuales, el niño puede madurar globalmente y cuya finalidad es ofrecer los materiales y el lugar físico para que las actividades tengan un matiz predominante. Es un lugar en el que el niño resuelve sus problemas, en donde puede manifestarse como es sin ser rechazado, en definitiva, es donde vive en plenitud su expresividad motriz, lo cual le produce una gran satisfacción y felicidad.
Espacios del aula de desarrollo motriz:
El espacio sensoriomotor o espacio de la expresividad motriz:
En un ambiente de seguridad el niño llevará a cabo juegos de placer sensoriomotor: trepará, saltará, rodará, se balanceará, girará, caerá, jugará con el equilibrio, experimentando diferentes sensaciones kinestésicas, propioceptivas y todo esto le llevará a tener conciencia de su propio cuerpo y de sus posibilidades de movimiento, así como adquirir distintas habilidades. En este espacio el niño se encuentra con todo tipo de material ordenado y adecuado a la actividad sensoriomotora que desee realizar y que favorece la liberación de tensiones.
El espacio afectivo o de juego simbólico:
Es el lugar donde el niño podrá trabajar sus emociones, sus gestos, su postura su mímica, podrá hacer uso del espacio, de los objetos y del tiempo. Este espacio potencia la expresión motriz y la creatividad con un material apropiado, y es en el juego interior donde el niño manifiesta su mundo interior viviendo una serie de roles que le ayudan a superar el sistema de normas y conflictos que le pone el adulto.
El espacio para la expresividad plástica y el lenguaje:
Espacio para las producciones emocionales y simbólicas ayudándole a la adquisición de las bases para el trabajo cognitivo y de representación. Este espacio favorece el acceso al pensamiento operatorio en la medida que el niño se queda en el exterior de la construcción y es capaz de hablar sobre ella según sus parámetros cognitivos. Los objetivos de este espacio son: posibilitar en el niño el paso de la vivencia emocional, a la representación cognitiva, facilitar la descentración afectiva y favorecer el acceso al pensamiento operatorio. Estos objetivos son propuestos a través de la manipulación, experimentación y conceptualización.